El 10 de noviembre pasado se realizó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, para elegir el reemplazante de Michelle Bachelet, como nuevo Presidente del país trasandino.
Se renovaron 155 bancas en la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. Con el nuevo sistema habrá 43 miembros nuevos. Además, habrá un recambio de más de la mitad de los congresistas, ya que sólo quedarán el 40,06 % del actual período legislativo, provocando un cambio estratégico en el nuevo mapa político de ambas cámaras.
Con el nuevo sistema no hubo elección bipartidista, debido a que el panorama electora ya no está dominado solo por las dos fuerzas opositoras tradicionales. En la carrera presidencial se postularon un número récord de candidatos como sucedió en Argentina y en Perú, a fines de 2015, y en Francia en 2016.
Participaron ocho partidos políticos, siendo seis de ellos de centro-izquierda: Carolina Goic, del Partido Demócrata Cristiano; José Antonio Kast, Partido Independiente; Sebastián Piñera, Pacto Chile Vamos, Alejandro Guiller, del partido oficialista (Socialista), Beatriz Sánchez, Pacto Frente Amplio, Marco Enríquez Ominami, Partido Progresista; Eduardo Artés, Unión Patriótica, y Alejandro Navarro, de MAS Región.
Este año debutaron nuevas reglas para la elección parlamentaria, lo que hizo posible que el sistema político chileno, que hace 27 años se divide en dos grandes bloques, haya abierto la posibilidad de una nueva fuerza política, como el Frente Amplio (parecido al "Podemos" de España).
Antes, el sistema electoral binominal, privilegiaba los consensos y la negociación entre dos fuerzas. Chile comenzó a utilizar el nuevo sistema (método D'Hondt) que generó mayor dispersión, donde sin dudas llegaron nuevos actores al Congreso, y en este caso, los partidos tradicionales deben negociar con los nuevos partidos por primera vez, y principalmente, con los tres partidos que han captado la mayoría de los votos.
Por primera vez, también se aplicó una nueva cuota porcentual donde ni hombres, ni mujeres, pueden superar el 60% de las candidaturas. Como resultado, hubo varias candidatas; casi un 33% de las personas en la competencia, fueron mujeres.
Un tema no menor, Chile tiene 17.909.754 millones de habitantes, y en éstas elecciones sólo votaron 6,5 millones, es decir, que sólo el 37 % de los chilenos se acercaron a votar. Menos de la mitad del padrón participó de esta primera vuelta y se espera mayor participación en el ballotage, estimando al menos llegar al 50 %.
En el recuento de votos hubo 3.791 votos en blanco y 65.814 votos nulos, sobre un total 99,94 % de mesas escrutadas. La Izquierda obtuvo algo más de 3,6 millones de votos, frente a los 2,9 millones de la Derecha, algo a tener en cuenta para el ballotage.
Antes de las elecciones había cuatro candidatos que según las encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP), entre otras encuestadoras privadas, tenían la posibilidad de llegar al ballotage, a pesar de que ninguno de los candidatos obtendría el 50 % + 1 de los votos.
Finalmente sólo tres de esos candidatos hicieron una excelente elección, aunque se esperaba que Piñera alcanzara el 40 %. El ex presidente, Sebastián Piñera, de Pacto Chile Vamos, obtuvo 36,64%, ganando 300 de las 365 comunas; Alejandro Guiller, del partido oficialista (Nueva Mayoría-izquierda), consiguió 22,70% (apoyado por los partidos Radical (PR), Socialista (PS), Comunista (PS), Por la Democracia (PPD), Izquierda Ciudadana (IC) y MAS Región), Beatriz Sánchez, Pacto Frente Amplio (izquierda radical), logró el 20,27% y José Antonio Kast, Partido Independiente, alcanzó el 7,93%.
Los 5 partidos restantes no pudieron llegar al 7%, lo que les hubiese permitido negociar de otra forma para esta 2da vuelta. Carolina Goic, Partido Democracia Cristiana, llegó al 5,88%, fue una de las grandes derrotadas; Marco Enríquez-Ominami del Partido Progresista alcanzó un 5,71%, Eduardo Artés del Partido Unión Patriótica, ganó un 0,51% y Alejandro Navarro del Partido País, consiguió sólo el 0,36%.
La gran sorpresa la dio Beatriz Sánchez, Pacto Frente Amplio (izquierda radical) ya que la ex periodista entró en política en marzo pasado y se ha convertido en un actor determinante para la segunda vuelta. Podría llegar darle la presidencia a cualquiera de los dos principales candidatos.
Algo que asombró fue la muy buena votación que tuvo José Antonio Kast, Partido Independiente, quién de alguna manera, sigue reivindicando el legado de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), que con su 7,93 % de los votos, se convierte en un actor clave (potencial alianza), para que Piñera se acerque a la victoria en la segunda vuelta. Aunque tampoco le alcanzaría sólo con los votos de Kast, ya que entre ambos sumarían sólo un 44,57 % y necesitaría un 6,43 % para superar el 50 % requerido (50% + 1 de los votos), para alzarse con la victoria. Los votos restantes deberá captarlos entre la izquierda residual y los indecisos.
Alejandro Guiller, Nueva Mayoría-izquierda, podría llegar a tener el respaldo por parte del partido de la Democracia Cristiana de Carolina Goic, porque su partido disminuyó la mitad de las bancas del congreso y podría ser confirmado por el Consejo Nacional de su partido. Aunque no todos los votantes tienen ganas que el nuevo gobierno tenga tinte comunista, por lo que un porcentaje importante de los ciudadanos, podrían re-direccionar sus votos hacia Sebastián Piñera.
Algunos sectores y analistas creen que Alejandro Guiller podría recibir la ayuda y el apoyo de los votantes de Beatriz Sánchez, del Pacto Frente Amplio (izquierda radical), porque la líder del Frente Amplio declaró que si el ex presidente (Sebastián Piñera) gana el ballotage, Chile tendría un retroceso. Si bien no es un guiño para Alejandro Guiller, claramente el mensaje deja entrever que ella aconsejará a quienes la votaron, que no lo voten a Piñera.
Aparentemente, Alejandro Guiller, podría correr con una ventaja extra, pero en política la lógica no siempre se cumple. Un factor a tener en cuenta, es que dentro de la Nueva Mayoría, hay muchos partidos y no todos los votantes del Pacto Frente Amplio, están convencidos de darle algún voto a Guiller, porque disienten de la mayoría de las propuestas del programa de gobierno y tampoco los seduce el partido comunista.
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